En el Sábado Santo, nos encontramos en un momento de profundo dolor y espera junto a María, la madre de Jesús. En este día de silencio y reflexión, nos sumergimos en el misterio de la muerte de Jesús, compartiendo el sufrimiento de María al pie de la cruz. Aunque el dolor nos embarga, también encontramos esperanza en la promesa de la resurrección que se acerca. Es en este día de oscuridad donde fortalecemos nuestra fe y renovamos nuestro compromiso de seguir a Jesús en nuestro día a día. Acompañando a María en su dolor, aprendemos a confiar en la voluntad de Dios incluso en los momentos más difíciles.
Desde la hermandad de San Juan de Dios de Ciempozuelos deseamos que este Sábado Santo nos inspire a mantener viva nuestra fe, recordándonos que después de la noche más oscura, siempre llega el amanecer de la esperanza y la vida nueva en Cristo.