El 8 de septiembre, la comunidad de Hermanos de San Juan de Dios en Ciempozuelos vivió un día profundamente especial y significativo. Nos reunimos para celebrar el 50º aniversario de la profesión religiosa del hermano Gabriel García Arquero, un hito que marca medio siglo de entrega generosa, vocación y servicio a los más necesitados. En esta ocasión tan entrañable, la hermandad de San Juan de Dios ha querido estar presente, acompañando al hermano Gabriel con alegría, gratitud y fraternidad.
El hermano Gabriel, con su testimonio de vida religiosa, nos recuerda la esencia de nuestra vocación: vivir la hospitalidad, estar al servicio de los enfermos, los pobres y los que sufren. Estos 50 años son el reflejo de un corazón que ha sabido acoger y cuidar, con amor y entrega, siguiendo el ejemplo de san patrón, San Juan de Dios. Su vida es una prueba palpable de que la fe, vivida con generosidad, puede transformar corazones y aliviar las cargas de quienes más lo necesitan.
Durante la celebración, sentimos la presencia de Dios que nos impulsa a seguir adelante en nuestra misión. A lo largo de estos años, el hermano Gabriel ha sido un ejemplo para todos nosotros, encarnando los valores de la hospitalidad, la compasión y la misericordia. En su rostro se refleja la alegría de servir, la misma alegría que nos anima a seguir construyendo un mundo más humano y fraterno.
Este aniversario no es solo una celebración de su fidelidad, sino también una oportunidad para que todos los miembros de la hermandad renovemos nuestro compromiso de vivir según el carisma de San Juan de Dios. Nos recuerda que nuestra pertenencia a la hermandad no es solo una llamada personal, sino una misión compartida de transformar el mundo desde la hospitalidad.
Que este 50 aniversario del hermano Gabriel sea una fuente de inspiración para todos nosotros. Que sigamos caminando juntos, como hermanos, al servicio de los demás, con el corazón abierto y dispuesto a ser instrumento de la misericordia de Dios en el mundo.